Gracias por entrar. Para asomarte al complicado mundo de mi mente, ven con curiosidad, buena disposición e inteligencia.
Bienvenido, Bienvenida
En este momento me gustaría estar hablando contigo, frente a frente. Con un café, o una sopa. Con una flor o tres tigres blancos. Contigo. Pero tu humanidad se me escapa, así que te escribo estas cosas, para que imaginemos estar conversando frente a frente, con un café, una sopa, una flor, tres tigres, el cielo....
lunes, 20 de diciembre de 2010
Cada día me sorprendo.
“Dé a la persona una tajada de poder y sabrá quién es. El poder, al contrario de lo que se dice, no cambia a las personas. Hace que se revelen. Es como el artista a quien faltaban pincel, tintas y tela, o el asesino que, finalmente, dispone de arma… Como el alcohol, embriaga y, a veces, hace delirar, excita la agresividad, derrumba escrúpulos. Una vez investida de la función o cargo, título o prebenda, la persona se cree superior y no admite que subalternos contraríen su voluntad, sus opiniones, sus ideas y sus caprichos…”.Frei Betto, en su libro La mosca azul
lunes, 13 de septiembre de 2010
Ideas para un ensayo
Ideas para un ensayo o ¿Para qué sirve la poesía?
Decía mi amigo poeta Jorge Vélez, que “la poesía no es un gato”. Es decir, esa bestia misteriosa, descomprometida, fugaz, por momentos inasible. Tampoco es un perro, digo yo. Ese exceso de fidelidad, entrega incondicional, efusividad descontrolada para un solo amo.
La poesía debe ser más bien como el chita. Veloz, elegante, precisa, bella. Amante de la vastedad, exenta de miedo a la oscuridad o al riesgo calculado.
¿Pero, para qué sirve la poesía?
Si la poesìa sirve para algo, digamos que para abrir las ventanas de la realidad con un bisturí de algodón, el sentimiento humano. Abrirle nuevos caminos a la imaginación, espantar los fantasmas viejos o convocar demonios nuevos y deliciosos. Sirve para no tener que rezar a los muertos, explicar el amor con formulas matemáticas, o curar el dolor existencial con siquiatras o sotanas. Sirve como salvavidas en una inundación de imágenes terribles, el conforto en la última y solitaria hora, o en cualquier solitaria hora. Sirve para conservar la inocencia que es al fin de cuentas la moneda más pura para negociar la felicidad.
¿Alguna otra utilidad?
Sí, también es un vestido. Para que nuestro lenguaje no sea una simple herramienta de comunicación práctica, pero también para producir significados y reinventar las cosas a partir de sí mismas. No es lo mismo decir “una pala es una herramienta de trabajo” que decir “la pala, es la cuchara con la que comen tierra los monstruos invisibles”. Tambièn, véanse si no el hermoso verso de José Martí “espantado de todo me refugio en ti” refiriéndose a la relación con su hijo. O a Eliseo Diego “en la calzada de Jesús del Monte/, donde la poca luz arma paredes con el polvo/ cansa mi principal costumbre de recordar un nombre” cuando un lugar específico cobra importancia para el poeta y logra que cobre importancia para quien lo lee. Sí. También es música. Un desorejado sin sentido del ritmo, no puede escribir poesìa.
¿Y por qué la gente no lee poesía?
Mucha gente sí lo hace. Lo que pasa es que no lo admite. Les da vergüenza. Recuerda que la poesía fue vendida en las postrimerías del siglo dieciocho y diecinueve como algo para que las mujeres se lucieran en reuniones familiares, o para hombres bisoños. Lamentablemente esa fama todavía perdura. Y los maestros y maestras la enseñan como un sonsonete, para recitar en veladas escolares, con grandes dosis de histrionismo, no como una aventura del lenguaje. Y a los propios poetas a veces les da vergüenza decir que lo son. No defienden su identidad de poetas. Como si fuera un pecado o una rareza. En los tiempos de la antigua Grecia, ser poeta era todo un prestigio social. ¿En què momento el poeta se volvió un paria?
¿No será porque la poesìa exige un poco más esfuerzo de nuestra mente?
Claro, es lenguaje abstracto, complejo, bello. Pero no todos tenemos la misma idea de la belleza. Hay quienes ni siquiera saben lo que es la belleza. Con la poesìa, hay que descifrar los códigos, o simplemente sentirlos. Es una relación muy particular entre el poeta y quien lee.
¿De qué nos perdemos si no leemos poesía?
Secretos. Secretos del universo, del alma, del tiempo. De la vida en general. Secretos que se necesitan para poder seguir. Amplitud de criterio, capacidad de ver zonas oscuras. Se pierde mucho el que no lee poesìa. Pero tal vez la poesía sea solo para elegidos. Quién sabe. Los elegidos siempre acaban muertos, o marginados, o perseguidos o locos. Nadie quiere ese papel. También está el tema del lenguaje. El laberinto de las palabras y sus inmensas posibilidades. En la poesía las palabras adquieren personalidad.
¿A quién recomendarías leer poesía?
A los presos, a los moribundos, a los que están enfermos, a los enamorados, a los jóvenes confundidos, a las enfermeras en turno, a los agnòsticos, a los tristes, a los intranquilos, a los eternos aburridos, en fin. A todo el que no quiera desperdiciar su cerebro (que es algo en lo que la naturaleza ha invertido mucho) pero sobre todo, conectar ese cerebro que piensa con el espíritu que siente. Esa conexiòn intangible sin el cual nada sería posible, para bien o para mal.
Decía mi amigo poeta Jorge Vélez, que “la poesía no es un gato”. Es decir, esa bestia misteriosa, descomprometida, fugaz, por momentos inasible. Tampoco es un perro, digo yo. Ese exceso de fidelidad, entrega incondicional, efusividad descontrolada para un solo amo.
La poesía debe ser más bien como el chita. Veloz, elegante, precisa, bella. Amante de la vastedad, exenta de miedo a la oscuridad o al riesgo calculado.
¿Pero, para qué sirve la poesía?
Si la poesìa sirve para algo, digamos que para abrir las ventanas de la realidad con un bisturí de algodón, el sentimiento humano. Abrirle nuevos caminos a la imaginación, espantar los fantasmas viejos o convocar demonios nuevos y deliciosos. Sirve para no tener que rezar a los muertos, explicar el amor con formulas matemáticas, o curar el dolor existencial con siquiatras o sotanas. Sirve como salvavidas en una inundación de imágenes terribles, el conforto en la última y solitaria hora, o en cualquier solitaria hora. Sirve para conservar la inocencia que es al fin de cuentas la moneda más pura para negociar la felicidad.
¿Alguna otra utilidad?
Sí, también es un vestido. Para que nuestro lenguaje no sea una simple herramienta de comunicación práctica, pero también para producir significados y reinventar las cosas a partir de sí mismas. No es lo mismo decir “una pala es una herramienta de trabajo” que decir “la pala, es la cuchara con la que comen tierra los monstruos invisibles”. Tambièn, véanse si no el hermoso verso de José Martí “espantado de todo me refugio en ti” refiriéndose a la relación con su hijo. O a Eliseo Diego “en la calzada de Jesús del Monte/, donde la poca luz arma paredes con el polvo/ cansa mi principal costumbre de recordar un nombre” cuando un lugar específico cobra importancia para el poeta y logra que cobre importancia para quien lo lee. Sí. También es música. Un desorejado sin sentido del ritmo, no puede escribir poesìa.
¿Y por qué la gente no lee poesía?
Mucha gente sí lo hace. Lo que pasa es que no lo admite. Les da vergüenza. Recuerda que la poesía fue vendida en las postrimerías del siglo dieciocho y diecinueve como algo para que las mujeres se lucieran en reuniones familiares, o para hombres bisoños. Lamentablemente esa fama todavía perdura. Y los maestros y maestras la enseñan como un sonsonete, para recitar en veladas escolares, con grandes dosis de histrionismo, no como una aventura del lenguaje. Y a los propios poetas a veces les da vergüenza decir que lo son. No defienden su identidad de poetas. Como si fuera un pecado o una rareza. En los tiempos de la antigua Grecia, ser poeta era todo un prestigio social. ¿En què momento el poeta se volvió un paria?
¿No será porque la poesìa exige un poco más esfuerzo de nuestra mente?
Claro, es lenguaje abstracto, complejo, bello. Pero no todos tenemos la misma idea de la belleza. Hay quienes ni siquiera saben lo que es la belleza. Con la poesìa, hay que descifrar los códigos, o simplemente sentirlos. Es una relación muy particular entre el poeta y quien lee.
¿De qué nos perdemos si no leemos poesía?
Secretos. Secretos del universo, del alma, del tiempo. De la vida en general. Secretos que se necesitan para poder seguir. Amplitud de criterio, capacidad de ver zonas oscuras. Se pierde mucho el que no lee poesìa. Pero tal vez la poesía sea solo para elegidos. Quién sabe. Los elegidos siempre acaban muertos, o marginados, o perseguidos o locos. Nadie quiere ese papel. También está el tema del lenguaje. El laberinto de las palabras y sus inmensas posibilidades. En la poesía las palabras adquieren personalidad.
¿A quién recomendarías leer poesía?
A los presos, a los moribundos, a los que están enfermos, a los enamorados, a los jóvenes confundidos, a las enfermeras en turno, a los agnòsticos, a los tristes, a los intranquilos, a los eternos aburridos, en fin. A todo el que no quiera desperdiciar su cerebro (que es algo en lo que la naturaleza ha invertido mucho) pero sobre todo, conectar ese cerebro que piensa con el espíritu que siente. Esa conexiòn intangible sin el cual nada sería posible, para bien o para mal.
lunes, 28 de junio de 2010
Junio y los muertos
En este mes de junio, se fueron José Saramago, Carlos Monsivais y Diógenes Cedeño Cenci. Jugosa cosecha de la muerte. Llevarse a los pensantes, a los construcctores, a los críticos. Dejar ese vacío con el que apenas podemos sobrevivir. Gente que dejó su impronta, una huella. Gente que usó su cerebro y dejó constancia de ello. Se supone que todo en el universo tiene una tarea, una importancia, una razón de ser. Pero hay vidas que tienen una gran tarea, una mayor importancia, una razón de la cual no se puede prescindir. Ahora, son materia en descomposición, pero la conciencia que lleva sus nombres, queda.
viernes, 7 de mayo de 2010
Lo que sigo imaginando para el 2025
Me piden que trate de imaginar los veinticinco años que siguen en este siglo sin Fredy Mercury.; sin la sencillez perturbadora de Einstein ni la palabra acuchillante de Alen Ginsgberg. Me piden que imagine dos décadas y un lustro y ni siquiera sé si el tiempo seguirá midiéndose de esta manera. Si a algún déspota se le ocurrirá decretar, al mejor estilo de los Bush, que el día tendrá 7 horas para los pudientes y 30 para los “desechables” que buscan latas para vender y un rincón para malvivir. 12 horas para los magistrados y 30 para los ex convictos de biblia bajo el brazo.
Imaginar es un ejercicio de amplia dificultad para el que se necesita coraje y memoria. Me ubico entonces en la teoría que maneja mi amigo Pedro, “Panamá es dos países a la vez: el país de Victoriano Lorenzo y el país de Mandrake”. Entones pienso que en el país de Victoriano, una generación de nuevos lectores, músicos, pintoras, bailarines, poetas, médicas, ingenieros hidráulicos, fabricantes de ladrillos, pasacables, y emprendedores diversos, estudian, se preparan y hacen lo que tienen que hacer de la mejor manera posible, sabiendo por qué lo hacen. Una generación que entiende el significado del bien común y defiende la idea de que la pobreza de unos nos hace más pobres a todos. Jóvenes que participan para modificar su entorno de manera positiva. Educan a sus hijos en la inclusividad y la tolerancia, el amor y curiosidad por la naturaleza, el estudio, la crítica informada y la belleza (no la de las marcas sino la de la autenticidad). Que se defienden de la agresión mediática con argumentos y buen sentido del humor, de la estupidez con el ejercicio franco y sereno del criterio, de los prejuicios con información y capacidad para la innovación.
Lo lamento, pero también tengo que imaginar el país de Mandrake, porque nadie me ha demostrado aún que los paraísos existen. Creo que persistirá la corrupción, del mismo modo que la ciencia no ha podido con el cáncer o el sida. Habrá desde el que se roba una donación para damnificados o no hace su trabajo aunque le paguen, hasta el que pasa leyes inconvenientes para los más, convenientes para los menos. Desde el que justifica con consignas trasnochadas los actos violentos, hasta el que deja salir libres, coima de por medio, criminales de terror comprobado. País del chupa y conversa, fuma y olvida. Yo le apuesto al país de Victoriano, y por ese vivo y trabajo. El otro, solo sé que existe y mi tarea es evadir sus efectos y ayudar a mis paisanos a entender las múltiples ventajas de pelear por el otro. Quien quita, y en el mejor de los mundos, ganemos esa pelea.
Consuelo Tomás, poeta.
Imaginar es un ejercicio de amplia dificultad para el que se necesita coraje y memoria. Me ubico entonces en la teoría que maneja mi amigo Pedro, “Panamá es dos países a la vez: el país de Victoriano Lorenzo y el país de Mandrake”. Entones pienso que en el país de Victoriano, una generación de nuevos lectores, músicos, pintoras, bailarines, poetas, médicas, ingenieros hidráulicos, fabricantes de ladrillos, pasacables, y emprendedores diversos, estudian, se preparan y hacen lo que tienen que hacer de la mejor manera posible, sabiendo por qué lo hacen. Una generación que entiende el significado del bien común y defiende la idea de que la pobreza de unos nos hace más pobres a todos. Jóvenes que participan para modificar su entorno de manera positiva. Educan a sus hijos en la inclusividad y la tolerancia, el amor y curiosidad por la naturaleza, el estudio, la crítica informada y la belleza (no la de las marcas sino la de la autenticidad). Que se defienden de la agresión mediática con argumentos y buen sentido del humor, de la estupidez con el ejercicio franco y sereno del criterio, de los prejuicios con información y capacidad para la innovación.
Lo lamento, pero también tengo que imaginar el país de Mandrake, porque nadie me ha demostrado aún que los paraísos existen. Creo que persistirá la corrupción, del mismo modo que la ciencia no ha podido con el cáncer o el sida. Habrá desde el que se roba una donación para damnificados o no hace su trabajo aunque le paguen, hasta el que pasa leyes inconvenientes para los más, convenientes para los menos. Desde el que justifica con consignas trasnochadas los actos violentos, hasta el que deja salir libres, coima de por medio, criminales de terror comprobado. País del chupa y conversa, fuma y olvida. Yo le apuesto al país de Victoriano, y por ese vivo y trabajo. El otro, solo sé que existe y mi tarea es evadir sus efectos y ayudar a mis paisanos a entender las múltiples ventajas de pelear por el otro. Quien quita, y en el mejor de los mundos, ganemos esa pelea.
Consuelo Tomás, poeta.
martes, 13 de abril de 2010
Usos apropiados de la tecnología educativa: cada cosa en su lugar
Educar es depositar en cada persona toda la obra humana que le ha antecedido: es hacer a cada humano resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive; es ponerlo a nivel de su tiempo, para que flote sobre él, y no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podrá salir a flote; es preparar al al ser humano para la vida. José MartíDel pizarrón al Datashow
La tecnología educativa podría definirse como un complejo de medios y recursos de los que se sirven las instituciones y personas involucradas en el hecho educativo. Son herramientas para entregar instrucción y facilitar formación. Han evolucionado con el paso del tiempo y se han ido sofisticando de tal modo, que a menudo, tanto docentes como estudiantes (pero sobre todo los docentes) llegan a sentirse abrumados y hasta a abrigar rechazo y resistencia, más que nada por la posibilidad de no alcanzar las destrezas necesarias con la rapidez que se necesita.
Ni tecnofóbicos ni tecnofílicos
El rechazo a ultranza no es una opción si lo que se quiere es avanzar, ayudar a los estudiantes que lo más probable es que ya se entienden de manera natural con tecnologías del tipo informático (TICS). Pero decir que sin estos medios no hay educación posible es una exageración y la negación, tanto de la institución educativa, como de quienes se forman para ser tutores, guías, mediadores. Sería negar la necesidad de que detrás de cada una de estas herramientas, medios, recursos, haya un ser humano ayudando a otro ser humano a crecer y ser mejor persona con capacidades y destrezas. Negar la docencia, la pedagogía, la didáctica y todo lo que se deriva de este proceso vital. El autodidactismo es real, pero es una quimera pensar en una sociedad donde todo el mundo aprende solo. Somos sociedades gregarias y necesitamos aprender de cada una de las experiencias en las que nos involucramos.
Instruir, verficar, debatir
Los medios tecnológicos educativos, son es, medios. No son el contenido mismo. Por supuesto, la forma como se presenta, influye en los sentidos, en los procesos mentales y cognitivos. Están ahí para ayudar al docente y al alumno. Para establecer colaboración, complicidad. Para que el docente ponga preguntas y alumnos estén en capacidad, además de dar las respuestas, generar nuevas preguntas. Un libro electrónico, no sustituye el talento de quien escribió las palabras que van en él. Un programa para crear maquetas, no sustituye la creatividad del que la proyecta. Un foro de debate, es solo un espacio que no sustituye el calor de las ideas, los argumentos, Les medios tecnológicos son UN COMPLEMENTO, bienvenido.
Las preguntas aproximadas
¿Qué tipo de ciudadano queremos? ¿Qué tipo de sociedad? ¿Ciudadanos individualistas, hedónicos, egoístas, poco importa, ignorantes orgullosos de su ignorancia? ¿Sociedades de consumo, despilfarro, indiferentes, contaminadoras, agresivas, de repetidos ademanes? O
Ciudadanos inteligentes, solidarios, positivos, emprendedores, tolerantes con las diferencias, respetuosos ¿?
martes, 6 de abril de 2010
La universidad de la vida
Recuerdo cuando entré a la universidad. La sensación fue la misma que la de mi primer día de clase. Expectativa sublime. Y esa manera inocente de creernos adultos, ya adultos. Responsables y encaminados. La Universidad de Panamá para entonces ni soñaba con computadoras personales, Ipods o blacberrys. Todo era a mano, a pulmón y el ambiente que había era de agitación, de participación, de efervescencia. Vivíamos en la biblioteca, el salón, la cafetería, el auditorio. Todas estábamos en algún grupo político, opinando cara a cara con los profesores a quienes no recuerdo como entes autoritarios y distantes. Más bien cómplices de la tarea de formarnos juntos en un país que cambiaba con mucha rapidez y exigía de nosotros mucho coraje. Esa generación dio buenos frutos humanos. Me gustaría saber qué clase de estudiante sería yo hoy.Cómo serían esos profesores y profesoras sin tanta herramienta como hoy. ¿Ytu?
miércoles, 31 de marzo de 2010
Qué queremos de la educación
Que nos ayude a vivir. A ser personas con capacidad, curiosidad, verbo. Que nos entrene en el ejercicio del criterio, en la solución de problemas, en la capacidad de tomar decisiones. Que nos ayude a encontrar para qué somos buenas, qué fortalezas y dones tenemos y cómo desarrollarlos para bien propio o ajeno. Que sus caminos nos muestren las puertas de la oportunidad. La educación no puede faltar nunca, sucumbiríamos en la sociedad, porque todo nos pasaría por encima. Eso todas lo tenemos claro. El asunto es cómo queremos que sea esa educación. Cuando entramos por primera vez a un aula, todo es novedad y espectativa. Pasamos los primeros años, fascinados, con todos los sentidos encantados por lo que vamos conociendo y sabiendo. Luego, llega la distracción de las hormonas, y el reto de convertirsnos en alguien diferente, en cuerpos sexuados y deseosos. Entendemos que el mundo no es un jardín de rosas. ¿Y luego? ¿Qué sigue? La universidad. ¿Para qué?
sábado, 20 de marzo de 2010
Se me acaba el tiempo
Hay mucho que hacer. Caminos que abrir. Decisiones que tomar. Proyectos que terminar y otros para empezar. No es una carrera de velocidad, sino de resistencia. Mi cara ya no es la misma. La energìa me falta, el cuerpo me va fallando, pero esto que nos mueve es un misterio. Como soy agnòstico los argumentos teològicos no me impresionan, pero creo en el maravilloso misterio del universo, y sus leyes oblìcuas.
domingo, 7 de marzo de 2010
Educando a los digitosos
Los chicos saben mucho de dispositivos. Saben mucho de entrar y salir por el mundo de la Matrix. Alli se encuentran sin verse, se aman sin tocarse, se enteran de lo que hacen los otros, en fin. Es un mundo diferente. Pero a veces me pregunto, si en ese maremagnum de hipercomunicabilidad y presencia simultànea en todas partes que le cuesta al planeta energìa, litio, cadmio, diamantes y otras bellezas de la explotaciòn de paìses pobres, habrà siquiera un pensamiento para la humanidad moribunda, o curiosidad por mirar la floraciòn de los guayacanes en vivo?
martes, 2 de marzo de 2010
Al filo de las cosas
Qué te puedo decir. Hoy es 2 de marzo, y trato de no enojarme con las cosas que no puedo solucionar de momento. Sobre todo, enojarme conmigo misma por ser tan, tan... bueno. Tonta no sería la palabra. Pendeja tampoco. Es una lucha siempre. Con una misma. No?
martes, 23 de febrero de 2010
Notas sobre la poesía
Lavar de los ojos del hombre la costra echada en ellos por el hábito, por la costumbre, es la consecuencia natural y absolutamente concreta y materialísima de la poesía. Que veamos lo que está detrás de lo que vimos, y que no repitamos, como si fuera un límite de los objetos y de las sensaciones aquello que hasta ayer nos fue familiar, es lo que nos ofrece diariamente la labor del poeta.
Gastón Baquero
Gastón Baquero
lunes, 22 de febrero de 2010
No te olvides de mirar
"Si tu me miras yo me vuelvo hermosa
como la tierra que tocó el rocío" dice un soneto de Gabriela Mistral. Dicen que mirar y ver no es lo mismo. Mirar es pasar la vista de modo superficial por las cosas. Saber cuánto miden, cuánto pesan, de qué color son, que lugar ocupan en el espacio. Pero ver es ir más allá. Es interpretar, especular, dudar, aproximarse, observar, deducir, imaginar lo que hay más allá de la presencia física. Gabriela Mistral siempre se sintió fea. Simple y sin gracia. Pero nadie en su sano juicio puede llegar a pensar, después de leerla, que una mujer con esa capacidad y esa profundidad sea solo lo que miraron.
¿Y tu, cuando miras a los demás, qué ves?
como la tierra que tocó el rocío" dice un soneto de Gabriela Mistral. Dicen que mirar y ver no es lo mismo. Mirar es pasar la vista de modo superficial por las cosas. Saber cuánto miden, cuánto pesan, de qué color son, que lugar ocupan en el espacio. Pero ver es ir más allá. Es interpretar, especular, dudar, aproximarse, observar, deducir, imaginar lo que hay más allá de la presencia física. Gabriela Mistral siempre se sintió fea. Simple y sin gracia. Pero nadie en su sano juicio puede llegar a pensar, después de leerla, que una mujer con esa capacidad y esa profundidad sea solo lo que miraron.
¿Y tu, cuando miras a los demás, qué ves?
sábado, 13 de febrero de 2010
domingo, 7 de febrero de 2010
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