Gracias por entrar. Para asomarte al complicado mundo de mi mente, ven con curiosidad, buena disposición e inteligencia.
Bienvenido, Bienvenida
En este momento me gustaría estar hablando contigo, frente a frente. Con un café, o una sopa. Con una flor o tres tigres blancos. Contigo. Pero tu humanidad se me escapa, así que te escribo estas cosas, para que imaginemos estar conversando frente a frente, con un café, una sopa, una flor, tres tigres, el cielo....
jueves, 30 de agosto de 2012
Un día como hoy
Nació consuelito. Hace 55 años ya. Nació en su casa, con el esfuerzo de Olga Elena y de la muy profesional Sra.Machuca, partera para ese entonces de la mayoría de los niños y niñas de Isla Colón. Nació en su casa. De madrugada. En aquella isla tranquila, llena de gente amable y sin prisa. A la que esto escribe, le hubiera gustado que existiera la máquina del tiempo, para ver cómo era todo. Las mujeres con tacones de aguja y faldas muy vaporosas, saliendo airosas en los charcos de la calle tercera, la mayoría con el cabello en permanente. Los hombres con pantalones muy anchos y mirada de autosuficiencia. El abuelo, con su siempre elegante saco y su sombrero, en su bicicleta eterna. Le hubiera gustado ver la cara de su padre, al ver que ella no lo esperó para nacer. A Dulce (que es como llamaban a Olga Elena) con excepción de su primer hijo, todos los hijos se le adelantaban. Pero a ninguno hubo que ponerlo en incubadora. Tampoco había. Consuelito, pegó y siguió el curso de la vida. Llegar a 55 es una cifra. Tamaña cifra ¿no?
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