viernes, 24 de enero de 2014

La verdad, ya estoy cansada de escribir sobre mis amigos y mis poetas en su retirada a la ausencia definitiva. La muerte no debería ser un tema cotidiano. Pero qué le vamos a hacer. Perdimos a Changmarín el año pasado, ahora se fue René, el gran Abisin, toca recordarlos y seguir tratando de construir el mundo como lo soñamos y lo queremos. Un mundo de humanidad, donde, como dice Galeano, el carro no desplaza a la persona, las cosas no te sacan de la casa, y donde nadie se sienta solo y abandonado.

4 comentarios:

Dalys dijo...

Si, doloroso y triste.

manolotel dijo...

Decimos que se van las personas queridas cuando mueren y es como una forma de sentir que siguen su viaje como nosotros el nuestro aunque por caminos distintos.

Sobre este tema hice un poema que decía

DE DIOSES Y ADIOSES

Puede que no tengamos que sentir tristeza.
Que no se apague del todo la vida con la muerte.
Que nos sigamos viendo cada tarde
y en un corto paseo, hablemos de los hijos
de las mañanas casi tan parecidas
de este dormir tan breve y tan contínuo
y de todos los árboles. Aquellos
que plantamos para que nos recordaran
con su alma vegetal, cuando ya no estuviéramos.
Puede que nos encuentren
uno al lado del otro
los amigos que un día se perdieron
y nos digan sonriendo:
- Nosotros ya volvemos -
Pues quizás sea un volver.
Una especie de vida al revés
y otra vez al principio.
Encontrándonos siempre
sobre los únicos pasos que ensayamos
sin llegar a morirnos del todo.
O, acaso, acostumbrándonos
lentamente a otra vida
de la misma manera
que se aprende a vivir
en cada nacimiento.

La Tomàs dijo...

Me encanta este poema.

La Tomàs dijo...

Me encanta este poema. Dioses y adioses. Inteligente, sensible. Sencillo. Así debe ser la poesía en estos tiempos, sin perder belleza.