lunes, 23 de mayo de 2011

Los pobres


De nosotros. Sigue la muerte en su cosecha terrible y esta vez se llevó a Roberto Sosa, poeta hondureño, ganador del premio Casa de Las Américas y del Premio Adonai. Autor de ese magnífico poema que los hondureños conocían bien:

Los pobres son muchos
y por eso
es imposible olvidarlos.
Seguramente
ven
en los amaneceres
múltiples edificios
donde ellos
quisieran habitar con sus hijos.
Pueden
llevar en hombros
el féretro de una estrella.
Pueden
destruir el aire como aves furiosas,
nublar el sol.
Pero desconociendo sus tesoros
entran y salen por espejos de sangre;
caminan y mueren despacio.
Por eso
es imposible olvidarlos.

Roberto Sosa era mi amigo. Solíamos sentarnos por horas, frente a un café o una cerveza según fuera el caso, para hacer interminables juegos de palabras y recordar a otros poetas. Compartimos en Puerto Rico y en Granada (Nicaragua) la sed por la vida y la peregrina idea de que otro mundo mejor es posible. Sus ojos físicos estaban afectados pero su lucidez y su capacidad de ver más allá, lo acompañó hasta el final. Nunca se fue, siempre estuvo con su familia, nunca claudicó. Hasta luego, Roberto, acá nos encargaremos de tu inmortalidad.

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